Tras la "kedada" en el colegio, la distribución por coches y el transporte de sillas y mesas, llegamos al lugar conocido como Puente de Colores, del Parque de la Concepción, donde algunos hermanos ya habían "reservado mesa" donde poder situarnos.
Una vez llegó el sacerdote y también cooperador, Gabriel, comenzamos la Eucaristía ante la extraña mirada de las "mesas vecinas". Sencilla pero vivida. Y nada se puede decir mejor de una misa.
Las cervecitas, el picoteo, la buenas viandas que cada hermano aportaba a la mesa daba lugar a una entretenida conversación mientras el sol se hacía fuerte.
Se hace necesario el cambio de sitio a otro menos soleado donde la conversación continuaba entre los juegos de los pequeñines y algún refresco para los mayores.
Y todo ello intentando compartirlo con los hermanos que no habían podido acudir a través de las redes sociales. Todo un lujo de la tecnología.
En conclusión, un magnífico día de convivencia para arrancar el nuevo curso lleno de ilusión ante los diferentes retos pastorales de cada uno de los cooperadores malagueños.
Y si faltaste, ya sabes, el año que viene ni te lo pienses. Merece la pena.
Víctor Manuel Luque
Pues sí que ha merecido la pena. Hemos sido poquitos 12 Cooperadores, más 2 pequeñina y una adolescente; pero un día muy bueno, disfrutando de una tranquilidad que a veces cuesta encontrar. Compartiendo lo que más vale en nuestra vida: una vocación en común.
ResponderEliminarGracias por este día.
Mª Ángeles Hernández.
Me alegro que el día en el campo haya sido genial, me hubiera encantado participar y conocer mejor a los cooperadores malagueños, pero por cuestiones familiares fue imposible. Espero que haya otra ocasión pronto para vernos. Besos y abrazos.
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