jueves, 22 de diciembre de 2011

Luis Fernández Conde "el willy" y su Lectura Joven

Cuando de pequeños nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, la respuesta habitual solía ser decir una profesión a la que rápidamente añadíamos “como menganito o fulanita”. No cabe duda alguna de que en los procesos de discernimiento vocacional, de todo tipo, para elegir una profesión, un estado civil, un posicionamiento ante la vida etc. los modelos en los que mirarnos, esas personas con los que intentamos identificarnos, son una figura clave. Es curioso, de igual modo, que a veces tardamos años en descubrir hasta qué punto esas personas dejaron en nosotros su impronta imborrable. Ésta estaba ahí, en nuestro subconsciente, tan profunda que pensábamos que era parte natural de nuestro propio ser.

Hace unos días, por distintas casualidades que ahora no vienen al caso, encontré revolviendo entre viejos archivadores el obituario y la correspondiente tarjeta de recuerdo de Luis Fernández Conde el albondiguilla o el Willy, salesiano con el que compartí una etapa tan crucial en la vida de cualquiera como es la adolescencia y los primeros años juveniles. Al leer el lema que encabeza la tarjeta pensé que yo no hubiera escogido uno mejor para él: “Venga a nosotros tu reino”.  Luis fue allá donde estuviere un incansable luchador por el Reino, Reino de Amor, Paz y Justicia. Y de inmediato me di cuenta que éste era, junto a las palabras “Padre nuestro”, mi fragmento favorito de esta oración. ¿Casualidad? Ahora, con la distancia que dan los años, no lo creo.

En la semblanza que de su vida hacía Miguel Aragón, Director de la casa salesiana del granadino Zaidín donde falleció el Willy, se nos invitaba a todos los que lo conocimos a completarla, “a seguir dando pinceladas al cuadro”. Así que hoy, casi veinte años después, he sacado mis pinturas, mi paleta, mi caballete, mis pinceles, y me he puesto delante del lienzo de su retrato para perfilarlo, añadir matices, colores, sombreados, consciente de que el cuadro resultante es también un poco mi propio autorretrato.

Mi recuerdo de Luis está indeleblemente ligado a mi primer día de clase en el colegio salesiano de Córdoba. Una marabunta de chicos en el patio esperando subir a las clases y yo allí en medio, sin querer separarme ni un instante de mi primo José María, el único al que conocía entre todo aquel gentío. Mi desconcierto y mi nerviosismo aumentaron cuando la asignación de clase nos hizo caer en grupos distintos y de pronto me vi rodeado de casi cincuenta (aquello sí que eran clases numerosas) desconocidos. Nuestro tutor entró como un torbellino en el aula, saludando a todos. “Me llamo Luis Fernández Conde, salesiano” -dijo- “pero todos me conocen por el Willy”. Y acto seguido comenzó a abrirnos su corazón de par en par hablándonos de sí mismo, de sus defectos y de sus virtudes, utilizando la célebre “ventana de Johari”: lo que los demás y yo sabemos de mí, los que yo solo sé de mí, lo que los demás saben de mí y yo no sé, lo que ni los demás ni yo mismo sabemos de mí. Un estilo más directo y cercano imposible. Quedé desde ese instante cautivo y desarmado. Luis hacía suya esa máxima de Don Bosco de ganarse el corazón de los jóvenes desde el primer segundo.

A partir de ahí nació una amistad que fue incrementándose con el paso de los años en las clases y fuera de ellas, amistad que se amplió a nuestra familia. Luis supo hacer de nuestra familia, como de otras familias, “su” familia. Mi madre aún recuerda el simpático revuelo que Luis montó en el hospital cuando fue a visitarla tras haber sido operada. Y toda mi familia se sonríe al recordar el sarao que se organizó durante las bodas de plata de mis tíos y en el que el carácter extrovertido de Luis, “la caló” y lo fresquita y bien que cae la sangría en las noches de verano hicieron verdaderos estragos entre toda la concurrencia.

Luis con los Cardenete Hernández, una de "sus" familias granadinas (El Torcal de Antequera, 1971)

En el plano más personal, las experiencias vividas junto a él durante los dos años en que coincidimos en Córdoba fueron intensas. Animador de nuestro grupo Vida, además de nuestras reuniones semanales procuraba que tuviéramos momentos intensos de reflexión y oración además de que participáramos en todo tipo de encuentros (pascuas, campamentos, campos de trabajo, etc.).  Aún recuerdo un hoy impensable fin semana en Campobosco, en la serranía cordobesa, en pleno invierno, con diez o doce adolescentes entre los que el más “cocinillas” era yo y no pasaba de cocer unos macarrones y añadir unas salchichas, que además con su natural glotonería el cabrito del Willy se las zampó casi enteras antes de llegar a la mesa. Cabreos, meditación, risas, bromas, oración, …todo en una misma coctelera que hicieron de aquellos y otros muchos días  inolvidables.

Aunque la más determinante de todas ellas quizá fuera, en mi caso, la participación en los encuentros europeos de jóvenes que promovía la comunidad de Taizé. El primero de ellos en París, sin cumplir los 15, con mi primo Javier, a los que luego seguirían Londres, Colonia, Barcelona, Roma, …Cuando nuestras vidas tomaron caminos distintos (Luis marchó a Canarias, Pozoblanco y finalmente Granada, donde de nuevo nos reunimos) el encuentro navideño de Taizé siguió siendo nuestro nexo de unión, aunque fuera por una horas. Hoy me pregunto hasta qué punto mi posterior interés profesional por los idiomas y la traducción, por la comunicación entre culturas, por el diálogo entre religiones, no ha sido sino una consecuencia natural de aquellas experiencias religiosas ecuménicas internacionales.
 Precisamente de nuestros encuentros de Taizé conservó la cruz –su cruz- que él me regalara y que junto a una carta desde Canarias, una foto con mi primo Javier (lástima que entonces no hubiera cámaras digitales ni móviles para inmortalizar tantos buenos momentos que sólo han quedado en nuestras retinas y en nuestro corazón) y una carpeta de papeles conforman la herencia material que me dejó.
Luis era un infatigable comunicador: boletines; materiales para pascuas, campamentos, celebraciones; apuntes; … todo escrito a máquina (esa pequeña máquina de escribir portátil que siempre le acompañaba) y reproducido a multicopista. Entre todo ese material sobresale el manuscrito de un librito que él había titulado Lectura joven y que me entregó cuando en una de sus últimas fases de depresión se estaba quedando como él mismo decía “en espíritu puro”. Lo integran 365 pensamientos, williflashes como él los había llamado en alguna ocasión,  tan en la tradición salesiana de las palabritas al oído. Mensajes directos, no pocas veces con mucha miga y que invitan a una reflexión profunda.  Parte de ellos son fruto de su honda a la par que sencilla espiritualidad, su vivencia y experiencia de Dios, y reflejan a un tiempo su opción vital por los jóvenes y entre ellos los más desfavorecidos, sus “bizquitos” y “cabras locas”. Otros provienen de fuentes clásicas como la sabiduría popular, la tradición cristiana o el acerbo salesiano, que él reinterpretaba y actualizaba imprimiéndoles un sello muy personal.

Todos los que fuimos sus alumnos o sus animandos hemos escuchado buena parte de estos mensajes que él nos repetía una y otra vez hasta el punto que no pocos los hicimos nuestros. Para mí  algunos fueron iluminadores, determinantes en mi manera de ser, de entender el mundo, de situarme en el mismo. Es mi propósito irlos publicando poco a poco es este blog, animándoos a que también vosotros los hagáis vuestros. Los que tuvisteis contacto con Luis podéis ir completando con vuestros comentarios su retrato.

Aunque irán apareciendo en el orden en que están escritos, para comenzar esta serie lo haré con uno de mis preferidos, por transmitir una imagen de Dios liberador que tanto bien me ha hecho en mi proceso de maduración personal y cristiana. Sé de buena tinta que la fuente de este pensamiento está en el hermano Roger, fundador del Movimiento de Taizé al que Luis interpeló en uno de sus encuentros. Luis, impulsivo como siempre, se acercó a él y le pidió que le diera un mensaje para sus jóvenes. La respuesta que le dio impactó tanto a Luis que la hizo suya en forma de pensamiento:

18.- Aunque tu conciencia te condene, Dios no te condena. Su amor es más grande que tu conciencia. Él no tira de la cuerda. Él no castiga nunca. Él es un Dios de perdón y misericordia. Jamás un espíritu de temor.

Que ese Dios de Amor y Perdón que vuelve a hacerse niño un año más os bendiga. FELIZ NAVIDAD

Juan Pablo Arias

martes, 29 de noviembre de 2011

CRÓNICA RETIRO DE ADVIENTO DE LA FAMILIA SALESIANA


El pasado domingo 27 de noviembre la familia salesiana de Málaga celebró el tradicional encuentro de adviento, antesala del momento tan feliz que se avecina: la navidad.

Tras compartir en la sede social de los antiguos alumnos de un copioso desayuno, tuvimos una profunda y sentida reflexión animada por Don Leonardo Sánchez Acevedo, Director del Colegio Mayor San Juan Bosco de Sevilla. Tras experiencias vividas por él en los últimos meses nos hizo recapacitar en que la esperanza es un valor eterno e infalible que todo cristiano tiene que tener y que el adviento es tiempo de esperanza, una esperanza activa, consecuente y madura. Tras la motivante exposición los presentes ayudados por unos documentos relacionados con lo planteado, pasamos a una  reflexión personal. Finalmente, compartimos la celebración Eucarística como culmen ideal de esta jornada espiritual.

Hubo representación de casi todos los grupos de la familia, con una participación aceptable que tiene que ser motivadora para que más personas de nuestra familia se beneficien de los frutos que se obtienen, para ello, y tal como nos dijo el ponente tenemos que poseer con anterioridad las fuertes raíces que nos proporcionan estos retiros. Agradecemos a Don Leonardo su acompañamiento en esta jornada, su tranquila salesianidad, su pedagogía y su vivencia sincera fueron para todos estímulo interior. Sigamos en la espera vigilante recordando que a tiempos fuertes, momentos fuertes.


Crónica aportada por Diego Aragón. Salesiano cooperador y presidente de Antiguos Alumnos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Nueva Junta Hermandad Salesiana del Sto. Cristo de las Penas y Ntra. Sra. del Auxilio


La semana pasada nos informaba nuestra Coordinadora que ayer, sábado, tomaría posesión y jurarían sus cargos los nuevos miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad Salesiana del Sto. Cristo de las Penas y Ntra. Sra. del Auxilio elegidos después de las elecciones que se celebraron el pasado mes de octubre.
Y efectivamente así ocurrió. Fue un momento intenso de Familia Salesiana porque, gracias a Dios, una de las cosas que ha conseguido la Hermandad en sus veinticinco años de historia –ya un poquito más- es hacerse de todos nosotros, ser en la Semana Santa de Málaga –que tan importante y significativa es para nuestra ciudad- la presencia de los salesianos en la calle y eso nos enorgullece y alegra a todos los que vivimos el estilo y el carisma de Don Bosco.
¿Qué presenta de especial esta nueva Junta de Gobierno para nosotros, cooperadores del centro de Málaga? Para mí, dos cosas: la primera y más importante, que es una Junta de Gobierno integrada mayoritariamente por gente joven que han dado un paso adelante comprometiéndose en y con una Hermandad que se califica de Salesiana y que ahora, sin excluir a ninguno de sus miembros, va a ser animada por un grupo de jóvenes. 
La segunda, y ahora ya barro un poco para casa, para nuestro centro, que unos cuantos hermanos –Víctor, Diego como presidente de los AA.AA., y yo mismo- y aspirantes –Luis García Muley-, nos hemos decidido a integrarnos en esa Junta de Gobierno en la que, no me cabe duda, estamos y trabajaremos como “salesianos cooperadores”, sin estridencias ni pretensiones, pero teniendo en nuestra mente y corazón que la Hermandad es Salesiana, que en ella lo juvenil y popular se aúnan y que el Miércoles Santo, cuando procesiona por las calles de Málaga acompañando a sus Titulares a la catedral, también hace presente a D. Bosco y a toda su Familia, y esta es una realidad que como cooperadores nos interpela y compromete.
Pediros a todos que a partir de ahora nos tengáis presentes en vuestras oraciones, pidiendo al Señor y a la Auxiliadora que nuestro trabajo en la Hermandad Salesiana lo sea en y para el servicio de toda la obra salesiana de Málaga.

Manolo Garrido.

DON BOSCO, RESPUESTA A LOS JÓVENES


Como continuación al tema anterior “Los jóvenes de Don Bosco”, en el que nos acercábamos a la realidad social del Turín que vivió Don Bosco, en el presente nos centraremos en las primeras iniciativas que –ya sacerdote-  puso en marcha para atender las muchas necesidades de una “juventud pobre y abandonada”.

Lo primero que llama la atención es la capacidad de fino análisis de la realidad circundante que a lo largo de toda su vida tuvo Don Bosco. Sólo un buen diagnóstico permite un tratamiento adecuado. Por ello antes de comenzar su obra pateó calles, cárceles, otros oratorios, hospicios, etc. Conoció de primera mano, sin intermediarios, la realidad de la juventud de su época.

Su trabajo de prospección le deja bien claro que los jóvenes de aquel momento presentaban como sabemos un grave déficit en varios ámbitos.
  • Un déficit material. Por la ciudad de Turín deambulan jóvenes privados de los recursos más básicos y enrolados en un círculo vicioso. Sin trabajo no se obtienen ingresos. Sin ingresos no hay posibilidad de vivienda digna, ni alimentación ni vestido ni formación. Sin formación es difícil acceder a un trabajo. Y vuelta a empezar.
  • Un déficit afectivo. Una gran parte de esos jóvenes se encuentran abandonados por sus familias, sumidas a la vez en la misma situación de pobreza en muchas ocasiones. Don Bosco no cesa de hablar en sus escritos de que la situación de estos jóvenes tiene entre otros factores “la negligencia de sus padres”.
  • Y sobre todo y ante todo, un gran déficit espiritual: falta de toda instrucción religiosa, de práctica, de moral, en definitiva, ajena a un sentido trascendente de la vida.

Don Bosco es al mismo tiempo consciente de la incapacidad de las estructuras civiles y religiosas de la época para atender las diversas demandas de estos jóvenes sumidos en la pobreza y el abandono. De ahí –y éste es un segundo rasgo a destacar en su personalidad- intentará dar una respuesta original y distinta a las mismas. Don Bosco será, cuando no pionero e inventor de nuevas iniciativas, un agudo re-creador de las instituciones existentes o de buenas prácticas ya en marcha.

El oratorio va a constituir su respuesta integral a este triple déficit afectivo, material y espiritual.  Será instrumento de la Providencia para reunir, evangelizar, educar y cuidar a los jóvenes en riesgo de exclusión. El orden de los verbos no es baladí: la evangelización o, si lo preferimos en las palabras de la época, la instrucción catequética es una prioridad en el oratorio. La salvación de las almas está por delante de todo: Da  mihi animas caetera tolle será el lema que años más tarde representará el programa pastoral y espiritual de Don Bosco. Tampoco parece casualidad que el relato archiconocido del encuentro con Bartolomé Garelli, señalado como momento mítico de la fundación del oratorio en la fiesta de la Inmaculada de 18??, tenga como eje la primera catequesis recibida por el joven turinés.
En los primeros años la celebración de los sacramentos y la instrucción religiosa (no parece casual que Don Bosco llegara incluso a redactar un nuevo catecismo más adaptado a la realidad de sus muchachos) copan la mayor parte del tiempo de las actividades del oratorio:

Se abría la iglesia temprano y empezaban las confesiones, que duraban hasta la hora de misa. Esta estaba anunciada para las ocho, pero como teníamos que atender a los muchos chicos que querían confesarse, frecuentemente se retrasaba hasta las nueve. La Misa, la Comunión, la explicación del Evangelio (que fue sustituida tras algunos domingos por la narración de pasajes de Historia sagrada). Después de la plática venían las clases que duraban hasta el mediodía. A la una de la tarde empezaba el recreo con bochas, zancos, fusiles y espadas de madera, y con los primeros aparatos de gimnasia. A las dos y media empezaba el catecismo. Seguía el rosario, hasta que los muchachos llegaron a ser capaces de cantar vísperas. A continuación una breve instrucción, canto de las Letanías y la bendición del Santísimo Sacramento. Al salir de la iglesia empezaba el tiempo libre. Uno seguía clase de catecismo, otra la de canto o lectura. La mayor parte de los chicos se entregaba a saltar, correr y divertirse hasta la noche (Teresio Bosco, Don Bosco: una biografía nueva,  p. 166).

El oratorio se convierte, pues, en primer lugar, en la parroquia de los jóvenes sin parroquia. Pero el oratorio no será sólo iglesia. Será también escuela, y -¡cómo no!- patio de juegos y diversión.

Aunque el oratorio era una experiencia ya conocida en Turín y desarrollada por otros sacerdotes compañeros de Don Bosco, éste –fiel a su carácter innovador- le imprime un nuevo sello:

  • Trasciende la mera institución parroquial, estructura poco eficaz para llegar a esos jóvenes pobres y abandonados sin adscripción a ninguna parroquia.

  • Va más allá de un horario determinado: los chicos van a pasar el día de fiesta (por lo general el domingo) con Don Bosco. Luego con el paso de los años el oratorio funcionará todos los días de la semana,  con la puesta en marcha de clases diurnas y nocturnas, y poco después de los primeros talleres para jóvenes aprendices.

  • El oratorio se convierte entonces en centro de formación y capacitación profesional y laboral.

  • Trasciende un espacio determinado: no sólo los chicos van al oratorio sino que también el oratorio va a los chicos. Don Bosco y sus colaboradores hacen un seguimiento a los jóvenes durante la semana en sus lugares de trabajo.

  • No tiene sólo un público determinado: es un oratorio abierto a todo tipo de chicos, aunque dando preferencia hasta donde fuera posible a los pobres y abandonados.

  • El patio es definido en muchos de los escritos de Don Bosco como “jardín de recreo”: es espacio privilegiado para estar cerca de los jóvenes al tiempo que propicia ampliamente el necesario desahogo juvenil. El ocio y los juegos, entendidos como oportunidad única para seguir educando, son pieza clave del día a día del oratorio, por lo que será el personal del oratorio, incluido el mismo Don Bosco, quien tome la iniciativa en los mismos.

  • Un oratorio donde los jóvenes son protagonistas de su propia historia: los jóvenes son portadores de los problemas y al tiempo de las soluciones, por lo tanto participan activamente no sólo de modo pasivo en el mismo desde sus mismos comienzos.

Finalmente con el tiempo nacerá la casa Pinardi, residencia para una parte de los chicos que asisten al oratorio, como lógica expansión del mismo. Se cierra el círculo: el oratorio es iglesia, escuela, patio y HOGAR. Terminemos este acercamiento a la figura de Don Bosco precisamente con el relato mítico del inicio de la Casa Pinardi.

Una noche del mes de mayo. Llueve a cántaros. Don Bosco y su madre han acabado de cenar y oyen llamar al protón. Es un jovencito como de unos quince años, totalmente calado y aterido.
- Soy huérfano, vengo del valle de Sesia. Soy albañil, pero aún no he encontrado trabajo. Tengo frío y no sé adónde ir…
- Pasa –le dice Don Bosco. Acércate al fuego, que estás calado y puedes sufrir un enfriamiento.
Mamá Margarita le prepara algo para cenar y después le pregunta:
-         Y ahora ¿adónde vas?
-         Pues no lo sé. Tenía tres liras cuando llegué Turín, pero las he gastado todas.
Silenciosamente se pone a llorar.
-         Por favor, no me echen fuera.
Margarita se acuerda de las mantas que volaron.
-         Te podría tener. Pero quién me asegura que no me robarás los pucheros?
-         Oh, no, señora. Soy pobre pero nunca he robado.
Don Bosco ya ha salido al exterior, bajo la lluvia, para recoger algunos ladrillos. Los mete y hace cuatro pequeñas pilastras, sobre las cuales coloca unas tablas. Después quita de su propia cama el jergón y lo pone encima.
- Aquí vas a dormir, amigo. Hasta que te canses. Don Bosco no te echará fuera.
Mi  buena madre le invitó a rezar las oraciones.
-         No las sé –repuso.
-         Las rezarás con nosotros –le dijo.
Y así fue. Después hízole un sermoncito sobre la necesidad del trabajo, sobre la honradez y sobre la religión. (Teresio Bosco, Don Bosco: una biografía nueva, p.184)


Para la reflexión:

¿Nuestros proyectos obedecen a la inercia o dan respuesta a necesidades reales de los jóvenes? ¿Son originales? ¿Se adaptan a los tiempos, los espacios, las circunstancias?

¿Nos quedamos en nuestras estructuras esperando que los jóvenes sean los que se adapten a ellas? ¿Salimos al encuentro de los jóvenes allá donde se encuentran?

¿La evangelización es el primer objetivo de nuestra acción con los jóvenes, o queda relegada a un segundo plano, o a un tercero, o simplemente queda olvidada?

¿En qué se parece nuestro oratorio, nuestra casa salesiana, a aquella primera? ¿En qué se diferencia?¿Qué similitudes y diferencias ves entre aquellos jóvenes y los de nuestros días?


Don Bosco, respuesta a los jóvenes por Juan Pablo Arias. Salesiano Cooperador

jueves, 27 de octubre de 2011

LOS JÓVENES DE DON BOSCO

Mes de Noviembre en el centro de Salesianos Cooperadores de Málaga
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LOS JÓVENES DE DON BOSCO
INTRODUCCIÓN-
Don Bosco es el santo de los jóvenes, es un hombre de Dios enviado para ser su signo y portador entre ellos. Por eso, si queremos profundizar en el conocimiento de Don Bosco tenemos que comenzar deteniéndonos en reflexionar sobre los jóvenes a los que Don Bosco quiso dedicarse con predilección, con preferencia pues, lejos de ser esta una decisión que pueda parecer natural, espontánea, fue fruto de un auténtico discernimiento vocacional en el que con la ayuda de Dios descubrió a qué y a quién era llamado.
Visto Don Bosco desde hoy, con lo que conocemos de él, de su obra, de su carisma, parece sabido el resultado de la reflexión que nos proponemos hacer. Sin embargo el camino que ahora queremos realizar es acompañarlo en su discernimiento y opción vocacional, tratar de verlo en las realidades que él vio y sintió para desde ahí ver cómo descubrió su misión y destinatarios y, a través de ello, confrontarlo con nuestra propia opción vocacional como seguidores suyos en el siglo XXI.
EL SUEÑO DE LOS NUEVE AÑOS-.
La intervención de Dios en el discernimiento vocacional de Don Bosco a favor de los jóvenes aparece pronto en su vida. El “sueño de los nueve años” es determinante en su vida y en su obra.
Con frecuencia hemos oído y leído su relato en boca de Don Bosco pero también otras personas lo oyeron y dieron testimonio de su existencia.
Oigámoslo ahora en boca de otros, concretamente de Mons. Cagliero, esta experiencia esencial para la vida de Don Bosco, según lo manifestó en el proceso diocesano para la canonización de Don Bosco,:
“yo sé de un sueño que el Siervo de Dios tuvo cuando tenía nueve o diez años de edad. Vio un valle abajo convertirse en una ciudad, y multitud de niños corriendo alrededor por sus calles y plazas, gritando, jugando y blasfemando. Tenía un gran horror a la blasfemia, y además era de temperamento impetuoso por naturaleza. Así que, se fue hacia los niños, regañándolos por las blasfemias, y los amenazaba (con golpes) si no dejaban de blasfemar. Y no paraban, por lo que empezó a agarrarlos. Los muchachos, sin embargo, reaccionaron de igual modo, y se echaron sobre él a puñetazos. Cuando temía por su vida, se presentó un noble caballero en su camino y le ordenó que no huyera  y volviera atrás y tratara de persuadir a los golfillos de la calle de que fueran buenos y dejaran de hacer travesuras. Cuando Juan objetó que ya le habían propinado una paliza, el Caballero le presentó a una Señora, que estaba ahora frente a él, con las palabras: “Esta es mi madre, pídele su consejo”. La Señora habló y dijo: “Si deseas ganar a estos harapientos de la calle, no debes usar la fuerza, sino ganarlos con suavidad y amabilidad”. Mientras ella hablaba, se dio cuenta de que los golfos de la calle habían sido sustituidos por otros tantos animales. La Señora luego continuó: “Este es tu campo; métete en él y trabaja”. Juan obedeció, y pronto vio que los animales se habían cambiado en otros tantos corderos, y él los guiaba como su pastor. Entonces muchos de los corderos, según iban creciendo se convirtieron también en pastores”.
¿…………….?
¿Con qué jóvenes sueña Don Bosco?
¿Qué jóvenes se le presentan a D. Bosco? ¿Cómo son? ¿Qué caracteres tienen?
Continuemos dando un salto en su vida y situándonos en 1.846, con Don Bosco recién ordenado sacerdote y comenzando su trabajo sacerdotal.
           
JÓVENES “POBRES Y ABANDONADOS” EN EL TURÍN DE MEDIADOS DEL SIGLO XIX.
5 de junio de 1.841, Don Bosco es ordenado sacerdote. Tras pasar unos meses como ayudante temporal en la parroquia de Castelnuovo junto con Don Cinzano, y tras haber recibido algunas ofertas para ejercer un empleo remunerado, marcha a Turín para pedir consejo a D. Cafasso sobre el camino a seguir, y este le recomienda ingresar en el Convictorio Eclesiástico para seguir su formación, y así lo hizo Don Bosco ingresando el 3 de noviembre de 1.841.
Pero una vez ingresado en el Convictorio, y bajo las orientaciones de D. Cafasso, este le llevó a visitar las prisiones donde D. Bosco descubrió conmocionado la degradación de los jóvenes que allí estaban a partir de lo cual “formó un plan”. Junto a ello, D. Bosco de inmediato se vio rodeado de jóvenes que lo acompañaban por las calles y plazas.
Pero ¿qué jóvenes ve y se encuentra D. Bosco en esos momentos? ¿Cuál es la realidad juvenil del Turín a mediados del s. XIX?
En la primera mitad de siglo XIX, la población de Turín experimentó un crecimiento rápido importante. En el Piamonte, la causa inmediata la encontramos en el gran movimiento de inmigración de los campesinos empobrecidos del campo a la ciudad.
Muchos de estos inmigrantes se asentaron donde pudieron, especialmente en los barrios más pobres que surgieron a lo largo de los ríos Dora y Po, hacia el norte y el noreste. El desarrollo urbano de estas zonas consistió en grupos de casas de vecindad construidos para familias de inmigrantes.
¿Quiénes eran estos jóvenes “pobres y abandonados” que atrajeron la atención de Don Bosco desde sus primeros días de estancia en Turín en 1841?
Se trataba de jóvenes del lugar que vivían en los suburbios de los barrios del norte de Turín, tratando de sobrevivir con cualquier medio que se ofreciera, o de muchachos inmigrantes de temporada, empleados marginalmente en el negocio de la construcción. Todos eran jóvenes en riesgo. Don Bosco resalta que, de hecho, muchos de ellos habían estado en la cárcel o estaban en peligro de ir a prisión.
La mayoría andaban entre los 12 y 20 años pero también algunos de más de 25 años. A éstos hay que añadir un gran número de chicos más jóvenes, muchos de los cuales trabajaban en los talleres de manufacturas, que eran contratados para ahorrar sueldos y costes en la producción. Además de ser explotados, estos chicos estaban en grave riesgo, expuestos a toda suerte de peligros físicos y morales.
La satisfacción de las necesidades básicas era la preocupación dominante y la lucha sin descanso en la vida diaria de un trabajador. Y eso dejaba poco tiempo, posibilidades y voluntad para ocuparse de otros intereses importantes, tales como la educación, la práctica religiosa, la diversión  y el cuidado de la familia.
Los jóvenes, la mayoría sin trabajo o empleados sólo ocasionalmente, vivían en esta situación de pobreza y estaban todos en riesgo material, moral y religioso.
Existía una extendida práctica de la mendicidad en todas las zonas de la ciudad y una invasión de más mendigos en la temporada de invierno: adultos, madres con sus hijos, familias enteras y muchachos por su cuenta. Esta situación iba acompañada inevitablemente de actividades delictivas.
Muchos jóvenes y chicos menores se veían forzados a vivir a su antojo; practicaban toda clase de trucos y recursos, que iban con frecuencia contra la ley.
Una amplia mayoría de delincuentes juveniles eran pequeños rateros que robaban mercancías de los estantes en el mercado o ladronzuelos que quitaban las carteras a viandantes.
Asombra el número de chicos que se escapaban de su casa. A veces, era el propio padre el que echaba al chico de casa. Las autoridades se lamentaban de que, con mucha frecuencia, los padres, los maestros y los amos no daban cuenta de los fugitivos. Estos jóvenes se juntaban con otros chicos y con vagabundos de la calle y aprendían malos hábitos con estas compañías.
Las bandas juveniles era un fenómeno que se daba con frecuencia. Se trataba de “agrupaciones de indeseables camorristas” y “camarillas de gamberros” que cometían actos de violencia con frecuencia creciente. Estaban compuestas, normalmente, por jóvenes adultos y también por simples chicos, bajo el control de un líder ocasional.
Estas bandas, compuestas por jóvenes adultos de 16 a 34 años, eran agrupaciones espontáneas de jóvenes adultos frustrados, faltos de guías y de motivación. Se les responsabilizaba de mala conducta de todo tipo, pero no de delitos serios en general.
¿………………?

¿Qué realidad juvenil descubre D. Bosco? ¿Cómo la descubre?
¿Resaltarías algún elemento de los jóvenes que rodearon a D. Bosco?
¿Cuál es la realidad juvenil que nos rodea? ¿Cómo la descubrimos? ¿Presentan similitudes con los jóvenes con los que se encontró D. Bosco? ¿Qué diferencias observamos?
La experiencia vocacional de D. Bosco ¿te interpela? ¿Se parece a la tuya? ¿Cómo descubriste en tu vida la realidad juvenil y popular? ¿La sentiste como llamada?

DON BOSCO Y LA MARQUESA BAROLO.
1844-1845. Don Bosco había sido contratado por la marquesa Barolo como capellán del Pequeño Hospital de Santa Filomena, que atendía a muchachas discapacitadas. Don Bosco ya había iniciado su Oratorio y estando aún en construcción el hospitalico, la marquesa accedió a que el Oratorio usara los “locales del capellán” para sus reuniones.
Pero era inevitable que, al acercarse la terminación de la construcción del hospital, el Oratorio tendría que buscar otro lugar para reunirse. El 18 de mayo de 1845 el Oratorio se marchó del Pequeño Hospital, pasando por un período de continua peregrinación hasta que el 1 de abril de 1846 se asentó en la propiedad de Pinardi, su definitiva residencia.
Cuando se inaugura el Pequeño Hospital, el 10 de agosto de 1845, don Bosco empezó a ejercer de capellán del mismo. Don Bosco había estado enfermo desde que salió del Convictorio en 1844, y su enfermedad se iba haciendo más delicada. A pesar de ello, los domingos pasaba todo el día con sus muchachos y se mantenía disponible para ayudarlos en sus necesidades también durante la semana.
La marquesa admiraba y valoraba mucho a Don Bosco, quería hacer todo lo que estuviera en sus manos para que recuperara la salud y poderlo mantener en sus instituciones. Pero Don Bosco ya había tomado la opción de comprometerse con el  Oratorio. Por lo que se hacía inevitable tener que renunciar a su capellanía. La marquesa creía firmemente que Don Bosco renunciaría “a sus vagabundos” y trabajaría a tiempo pleno como capellán de sus obras.
En septiembre de 1845 la marquesa marchó a Roma para gestionar la aprobación de las constituciones de sus congregaciones. El teólogo Borel le informó sobre el deterioro de la salud de Don Bosco y sobre lo que se estaba haciendo para ayudarle: ajustaron el horario de misas para que pudiera descansar más por las mañanas. Don Bosco prometió que después de Epifanía se tomaría un largo descanso lejos del Oratorio y de la capellanía.
Don Bosco no cumplió su promesa y se quedó en el Oratorio. La marquesa volvió a Turín el 6 de mayo de 1846, tras haber sido aprobadas definitivamente las constituciones de las Hermanas de Santa Ana. Poco antes, el 1 de abril, el Oratorio se instaló en el cobertizo de Pinardi. La marquesa escribió una larga carta al teólogo Borel el 18 de mayo de 1845 en la que dejaba de manifiesto que no seguiría dando a Don Bosco el pequeño estipendio salvo que él se alejara de Turín para así evitar dañar gravemente su salud.
Esta carta ponía de manifiesto la alta estima que la marquesa mantenía por Don Bosco como persona y por la obra del Oratorio. Por otro lado, también, deseaba mantenerlo en sus instituciones y lo deseaba sano.
Pero la propuesta de la marquesa llegó demasiado tarde. Don Bosco había llegado a un pacto con su Oratorio: no iba a romper su resolución de ninguna manera, con salud y sin ella.
¿……………..?
¿Qué significado tuvo la marquesa Barolo en la vida de D. Bosco? ¿Qué implicó?
¿Tuvo importancia en su discernimiento y opción vocacional?
¿Hemos tenido en nuestras vidas “marquesas Barolos”? ¿Ha sido o es una realidad en nuestro procesos vocacionales?
¿Qué conclusión sacamos de lo que hemos leído y reflexionado?                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     


 Moderador de la formación del mes de Noviembre.
 Manolo Garrido, Salesiano Cooperador y Vocal de Formación del Consejo Provincial.
Si deseas aportar algún artículo o dar tu opinión,  puedes ponerte en contacto con nosotros a través del apartado "PUBLICAR UN COMENTARIO EN LA ENTRADA"

domingo, 16 de octubre de 2011

Convivencia campestre






Tal y como teníamos previsto para este domingo 16 de octubre, los hermanos del Centro San Bartolomé de Salesianos Cooperadores hemos disfrutado de un caluroso día de campo en las afueras de nuestra ciudad.

Tras la "kedada" en el colegio, la distribución por coches y el transporte de sillas y mesas, llegamos al lugar conocido como Puente de Colores, del Parque de la Concepción, donde algunos hermanos ya habían "reservado mesa" donde poder situarnos.

Una vez llegó el sacerdote y también cooperador, Gabriel, comenzamos la Eucaristía ante la extraña mirada de las "mesas vecinas". Sencilla pero vivida. Y nada se puede decir mejor de una misa.

Las cervecitas, el picoteo, la buenas viandas que cada hermano aportaba a la mesa daba lugar a una entretenida conversación mientras el sol se hacía fuerte.

Se hace necesario el cambio de sitio a otro menos soleado donde la conversación continuaba entre los juegos de los pequeñines y algún refresco para los mayores.

Y todo ello intentando compartirlo con los hermanos que no habían podido acudir a través de las redes sociales. Todo un lujo de la tecnología.

En conclusión, un magnífico día de convivencia para arrancar el nuevo curso lleno de ilusión ante los diferentes retos pastorales de cada uno de los cooperadores malagueños.

Y si faltaste, ya sabes, el año que viene ni te lo pienses. Merece la pena.

Víctor Manuel Luque

domingo, 2 de octubre de 2011

Encuentro de Consejos Locales en Sevilla



Acabamos de volver de Sevilla, de La Trinidad; hemos tenido el encuentro de Consejos Locales de la Familia Salesiana. De nuestro Consejo Local hemos asistido  Paco Camacho y la presente que os escribe.

Como siempre pasa estos días, mi experiencia es que tantos kilómetros recorridos merecen la pena, especialmente porque te vuelves a encontrar con mucha gente querida y que precisamente sueles ver una vez al año.

Comenzamos a las 10.00 de la mañana con un saludo a todos los asistentes de la Familia Salesiana. Continuamos después con la Celebración de la Eucaristía, para seguir después con una reunión ya cada uno con su grupo al que representa.

En Salesianos Cooperadores nos han presentados dos momentos, creo que interesantes.

-          Primero se presentó el tema “Los Salesianos Cooperadores en la pastoral juvenil de la obra salesiana”, que luego hemos trabajado por grupos.

-          Jose Ramón Piedra, Salesiano Cooperador del Centro de Huelva ha compartido con nosotros su experiencia de este verano asistiendo al Congreso de de Salesianos Cooperadores de AFO.

Terminamos la reunión con  algunas informaciones.

Y como final, compartimos la comida y disfrutamos de un gran momento en comunidad.

Y os dejo con una reflexión quizás muy personal: además de Paco y yo, hemos asistido del Centro de Málaga: Diego, Jesús García Jabato, Victor, Josefa y Manolo; ya lo he dicho muchas veces, Málaga será un Centro pequeño pero estamos en muchos sitios, ¿esto se sabe? ¿allí donde estamos la gente es consciente de que somos SSCC o lo desconocen? Mi reflexión es que deberíamos publicitarnos, lo digo convencida, que digamos, gritemos, firmemos artículos como SSCC.

Un fuerte abrazo:

Mª Ángeles Hernández.

martes, 27 de septiembre de 2011

INAUGURACIÓN BLOG CENTRO DE SALESIANOS COOPERADORES EN MÁLAGA


Queridos hermanos:
                Para mí es una gran satisfacción poder dirigirme a vosotros para inaugurar este blog del Centro de Salesianos Cooperadores de Málaga. Llevo años deseando que dispusiésemos de algo así, y ya está aquí. Ahora dependerá de todos nosotros que le demos vida, que sea un reflejo no sólo de que compartimos la vida del Centro, sino también la propia de cada uno, nuestras inquietudes, nuestra pastoral, nuestras experiencias, etc…. Y todo aquello que suponga estar unidos más allá de nuestros encuentros presenciales.
                Yo sencillamente, quiero aprovechar la ocasión para recordaros los dos grandes retos que este curso nos hemos marcado:
-          Prepararnos para el bicentenario del nacimiento de Don Bosco. Para ello nuestro Vocal de Zona, Manolo Garrido ha organizado un equipo de hermanos (algunos de nuestro Centro), que están elaborando una serie de temas sobre Don Bosco, para que los tratemos en cada Centro de la Provincia. Es una bonita manera de compartir también la Formación.
-          Dedicaremos gran parte de nuestra formación a reflexionar sobre nuestra opción de vida, para que todos los que así lo decidan renueven su promesa como Salesianos Cooperadores.
Además de estos dos grandes eventos, algunos más que resaltar: Implicarnos, en la medida de nuestras posibilidades, en la pastoral juvenil del colegio; potenciar la asistencia a la Eucaristía del Santuario todos los 24; seguir integrando a nuestros Aspirantes en la vida del Centro; mantener relación y nexos de unión más cercanos con todos los grupos de la Familia Salesiana; seguro que se quedan más cosas en el tintero, pero bueno, quizás lo suyo es que lo escribamos entre todos.
Y como me han dicho que escribiera  “algo sencillito”, pues aquí lo dejo; deseando que de verdad hagamos de este blog algo nuestro, que es tan fácil como participar; de todo ello se encargará nuestro Vicecoordinador y Vocal de Formación, Jesús Jiménez.
Que Dios y nuestra Virgen Auxiliadora os bendiga a todos.
Mª Ángeles Hernández
Coordinadora del Centro de SSCC de Málaga.